Desde hace un tiempo me propuse, como meta, orar frecuentemente. Debo reconocer que no siempre ha sido fácil. A veces en medio de la oración me da sueño, o simplemente quiero dejar de orar. Sin embargo, mi vida se ha visto bendecida al dedicar un tiempo exclusivamente para orar. A veces pienso que si constantemente reflexionara en el sacrificio que le costó a Dios dar a su Hijo por mi, sin duda, mi esforzaría un poco más en orar.
Hace algún tiempo, en mis ratos libres, empecé a estudiar teología en forma online. En una de las primeras clases, estudiamos un texto de un teólogo alemán (Dietrich Bonhoffer), en donde me sorprendió la frase que decía:
“La gracia cara es la que siempre hemos de buscar… Sobre
todo, la gracia es cara porque le ha costado cara a Dios, porque le ha costado la vida de su
Hijo. Porque le ha costado cara a Dios no puede resultarnos barata a nosotros.”
En mi interpretación, buscar a Dios no será muy fácil, pero siempre hemos de gozarnos en que el poco esfuerzo que hacemos para buscarlo, no se compara en nada a lo carísimo que le costó a Él dar a su Hijo para que pudiésemos tener una relación personal con Él.
Ricardo Abarca